miércoles, 10 de marzo de 2010

La batalla de tarqui


LA BATALLA DE TARQUI

La mañana del día 27 de febrero, y después de una larga marcha que duró toda la noche anterior, el mariscal Sucre consiguió situar la 1ra División colombiana de 1600 hombres compuesta por tres batallones y un escuadrón al norte de la llanura de Tarqui en posición ventajosa, mientras esperaba la llegada de la 2ª División. Mientras tanto en cumplimiento de las órdenes de La Mar la vanguardia peruana formada por la División del general José María Plaza compuesta por 900 infantes avanzaba sobre el portete.

Tanto Plaza como el general argentino Mariano Necochea, al frente de los Húsares de Junín, manifestaron sus repararos a una orden que ponía a sus escasos 900 hombres aislados de la fuerza principal y al alcance de Sucre pero obedeció diciendo que "si no se tratase de mi honor, pediría licencia". Arribó a Girón en la noche del 26, a corta distancia del ejército colombiano situado en la planicie norte, procediendo a distribuir sus tropas en previsión de un ataque. Carecía de caballería y artillería y sus hombres sólo tenían la munición que llevaban en sus cartucheras. En su parte, Sucre relata que "El 24 supe que una columna con dos batallones y un escuadrón enemigo al mando del general Plaza estaban en Girón. Juzgué que sería un fuerte reconocimiento, porque no me persuadí de que se avanzara sola esta división, pero el 25 hallándome con el general Flores, examinando por Tarqui la verdad, me informaron nuestros espías, que aún permanecía aquella en Girón y su ejército en San Fernando. El 26 resolví atacarla, y nuestros cuerpos, todos se pusieron en marcha a las tres de la tarde con tres mil seiscientos hombres de combate. Al comenzar nuestro movimiento, sobrevino una fuerte lluvia, que apenas nos permitió llegar a Tarqui a las 7 de la noche. Dando un descanso a la tropa, tuve partes que la división del general Plaza estaba en el Portete de Tarqui, a tres leguas de nosotros y que el resto del ejército peruano llegaría aquella tarde a Girón. Determiné dar una acción general".

La batalla dio inicio cuando una avanzada peruana de reconocimiento al mando del capitán Uria tropezó con una grancolombiana al mando del capitán Piedrahita trabándose un sangriento combate que comprometió al batallón Cedeño, comandado por el coronel José María Camacaro y al resto de la División peruana de Plaza. El batallón Rifles avanzó en apoyo del "Cedeño" y se encontraron con el batallón Quito. El desorden inicial de la batalla y la falta de visibilidad hizo que estos batallones se enfrentaran entre ellos.

El general Flores, mientras tanto, consiguió superar los bosques que le separaban del enemigo, y organizar un ataque conjunto de los diversos batallones. Viéndose superado en número y con las municiones agotadas el general Plaza ordenó el repliegue en busca del grueso del ejército peruano encargando proteger la retirada al Coronel Quiroz siendo en todo momento acosado por la infantería y caballería grancolombiana. Cuando a las 7 de la mañana el resto del ejército peruano comandado por La Mar arribó al campo ya la División de Plaza había sido batida y el ejército grancolombiano ocupaba su posición. El batallón Pichincha que protegía el flanco de La Mar fue obligado a retirarse no sin sufrir fuertas perdidas mientras que los dispersos de la división Plaza impidieron que el comandante Salaverry se posicionara en el desfiladero. Viendo que el Portete de Tarqui ya había sido tomado por el ejército grancolombiano el general La Mar dispuso la retirada del ejército hacia Girón. Mientras tanto la caballería grancolombiana bajo el mando del Coronel Daniel Florencio O'Leary intentaba cortar la retirada de la infantería peruana, en vista de ello el General Argentino Mariano Necochea al frente de los Húsares de Junín comandó una carga de caballería que consiguió desbaratar a la caballería contraria y detener el avance de su infantería protegiendo de tal manera la retirada de la división peruana. Fue en este encuentro cuando se produjo el célebre duelo a lanza entre el Coronel Peruano Domingo Nieto jefe del primer escuadrón de Húsares y el valiente coronel José María Camacaro que mandaba al célebre escuadrón Cedeño, triunfó Nieto y Camacaro fue muerto.

Archivo:HUSARESDEJUNIN0001.jpg
Oficial Montado del Regimiento de Caballería "Glorioso Húsares de Junín" Nº 1 - Libertador del Perú

El fracaso de esta última ofensiva y la retirada peruana selló el resultado de la batalla. El grueso del ejército grancolombiano consideró prudente conservar su posición mientras que el peruano logró replegarse en orden y formar sus divisiones en la llanura.

La victoria grancolombiana se debió en buena parte a lo estrecho del terreno, a lo ventajoso de la posición que ocupaba, lo precipitado del combate que impedía a las divisiones peruanas formar en orden de batalla y al enfrentamiento por separado contra la vanguardia del ejército peruano, que en ningún momento actuó de forma unitaria y dejó sus batallones aislados los unos de los otros. Las bajas fueron considerables el ejército peruano perdió 1000 hombres entre muertos y heridos y 300 prisioneros mientras que el grancolombiano confesó 400 bajas en combate; a los que hay que agregar 600 reclutas desertores.

Consecuencias [editar]

  • El resultado de la batalla obligó a La Mar a aceptar las condiciones de Sucre, establecidas en el Tratado de Girón.
  • Las fuerzas peruanas se habrían de retirar del departamento de Azuay y abandonar todas las plazas ocupadas. Si bien las fuerzas derrotadas se retiraron.
  • La Mar se negó a entregar Guayaquil y, de hecho, se preparaba para iniciar una nueva ofensiva.
  • Durante cinco meses la guerra se estabilizó pues la Marina de Guerra Peruana aun continuaba dueña del mar y el ejército grancolombiano no se hallaba en condiciones de intentar recuperar Guayaquil.Finalmente el mismo Bolívar se había desplazado hacia el sur para dirigir la campaña para recuperar el puerto.
  • La guerra acabó inesperadamente con un golpe de estado por parte de Agustín Gamarra y otros jefes peruanos en Lima que derrocó a La Mar.
  • El nuevo gobierno de Agustín Gamarra cesó las hostilidades y entregó Guayaquil el 20 de julio. El 22 de septiembre de 1829 se firmó un tratado de paz en Guayaquil y se preparó una comisión mixta para fijar definitivamente los límites entre ambos países.
No obstante la disolución de la Gran Colombia pocos meses después dejó unas conclusiones poco claras, en gran parte gracias a un desacuerdo sobre la cédula real de 1802, que señalaba los obispados de Mainas y Quijos como parte del Virreinato de Lima, en lugar de la Real Audiencia de Quito, a quienes habían pertenecido hasta entonces. Este es el origen del largo conflicto fronterizo entre Ecuador y Perú

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